domingo, 23 de noviembre de 2008
AUTORÍA
y los bioritmos bajaron e hicieron que su cuerpo, mente y corazón entraran en un profundo estado de excentricidad; las puertas cerrándose, impulsaron un viento al que ya estaba acostumbrado. se volvió y miró sus pies. la misma vieja historia de todos los adolescentes: agacha su cabeza para que la luz no pueda penetrar en su tez, frota sus manos contra su ropa para que el sudor de éstas no delate su nerviosismo. a pesar de que su belleza era impalpable, con el tiempo provocó que todo su cuerpo se llenara de ojeras y marcas de balas
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